DÍA DEL LIBRO 2016
Por aquellos días andábamos
intentando explicar a nuestros alumnos qué era el lenguaje.
”Es la capacidad humana para
comunicarse”- les decíamos .Y continuábamos con el intento de que la definición
dejara de ser abstracta para acercarla a su mundo y que resultara comprensible,
recalcando que hablar de lenguaje es hablar de personas.
Entonces llega Emilio Lledó a
nuestra tierra a recoger su premio Princesa de Asturias de Comunicación y
Humanidades 2015 y en una entrevista, hace aquella afirmación que pone luz a lo
que veníamos tratando: “Somos lenguaje”. Y resulta que con sólo dos
palabras lo dejaba todo claro. Y parece increíble que ese “todo” sea tan
sencillo y encierre tanto contenido. Decir que somos lenguaje es mucho más que
afirmar que tenemos lenguaje, aunque sea volver a la vieja dicotomía entre el
ser o el tener. Es el lenguaje por tanto lo que nos define como personas. Si
nuestra capacidad de raciocinio nos hace superiores a las demás especies
señalemos que pensamos utilizando palabras y gracias a lo que pensamos, somos
capaces de progresar. Es la palabra por tanto, lo que verdaderamente indica lo
que somos y eso significa que somos seres sociales y que por tanto alcanzaremos
nuestra plenitud en la comunicación con los otros. Y desde el mismo momento que
admitimos que somos palabra y comunicación, ya damos por sentado que la
escritura nos pertenece. Nos costó miles de años, es cierto, llegar al alfabeto
y a la palabra escrita, hecho que nos permitió perdurar a través del tiempo. Dejar
que nuestro paso por la sociedad nos recordara y nos sobreviviera fue una
conquista conseguida gracias a la palabra escrita. Este largo periplo nos llevó
a los libros y a descubrir que dentro de nosotros estaba escondido el mecanismo
capaz de hacernos creadores de mensajes nunca antes oídos o leídos. Somos
lenguaje y cada uno de nosotros es un creador- con la única limitación del
talento personal y, sobre todo, un lector.
Este es el gran secreto. Ser un lector
es tener al alcance los logros de todos los escritores, todos los mundos,
reales o ficticios y, en definitiva, los resortes que nos permitan a cada uno
de nosotros ser más cultos y más libres en cuanto a lo personal , así como
actores activos en la tarea de cambiar el mundo y hacerlo más justo y habitable.
Como maestros, consideramos irrenunciable esa doble aspiración de ser mejores,
tanto en lo individual como en lo colectivo. Tal vez por eso, celebrar el día
del libro es recordar a nuestro escritor más universal
-Miguel de Cervantes-, es cierto, como
lo es también que en su nombre homenajeamos a todos los escritores. Y si
admitimos como cierto lo anterior, también nos homenajeamos a nosotros mismos,
tanto en calidad de creadores como en calidad de lectores.
Somos conscientes que decir
esto puede parecer poco sorprendente, incluso normal. En cambio los esfuerzos
que costó a la humanidad llegar a este punto son enormes. E incluso podemos
señalar que en muchas partes del planeta Tierra, este logro aún no se ha
conseguido. Por eso nos emociona pensar que somos lenguaje y además siendo
capaces de dominar la lectura y la escritura, no sólo podemos afirmar que
pertenecemos al selecto club de los que van a cambiar el mundo, sino que
poseemos las herramientas necesarias e indispensables para crecer nosotros mismos
como personas, para dar lo mejor de nosotros mismos y por encima de todo para
ser más sabios y más libres.
Por todo ello, tal vez sea
oportuno recordar en este punto las palabras de Cervantes: “El que lee mucho
y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”. Queda claro que es una invitación en
toda regla a leer y a viajar del autor de El Quijote, obra que nos habla de un
viaje geográfico por tierras de La
Mancha y de otro viaje espiritual de acercamiento de los dos
protagonistas que los hace mejores. Sin duda ese otro periplo es más
interesante y sigue vigente, cuatrocientos años después con la misma fuerza que
el primer día. Por tanto esa invitación a leer, compartir y mejorar como
personas sigue en pie y con estas líneas la hacemos nuestra.
Llegados a este punto, solo
nos queda ponerla en práctica. Y como todos sabemos, eso se hace leyendo y
disfrutando con la lectura. Así que, querido amigo, querida amiga, toma un
libro en tus manos, ponte cómodo, ábrelo por una de sus páginas, disfruta y que
comience la fiesta. Recuerda que hoy, el protagonista eres tú, que como templo
de la palabra das sentido a todo. Sin ti el libro no deja de ser papel o si
quieres celulosa, como el papel de cualquier papelera. Pero no nos resignamos a
eso ¿verdad? Nos queda la palabra y como nosotros somos palabra, es nuestra
fiesta y queremos disfrutar. Es algo que nos debemos a nosotros mismos.
Que
cada uno tenga un feliz día y feliz día del libro 2016